Seguidores

lunes, octubre 28, 2013

Añoro los abrazos sin límites

El hipermercado cerró los ultramarinos y mató las conversaciones de barrio. El autoservicio dejó las compras sin balanza y sin palabras. Prohibido bromear con la cajera que se forma cola. Hay cajas rápidas para los que llevan pocos productos y ya hay cajas en las que te cobras tú mismo. Las lechugas vienen en bolsa y deshojadas. Las manzanas maduran en bandejas de plástico rígido.Éste es un mundo empaquetado, enlatado, etiquetado, clasificado, embotellado, precintado, embolsado, plastificado, deshuesado, desgrasado, pelado, precocinado y loncheado. Un mundo no retornable de PVC, Pet, Tetrabrik, aluminio, poliestireno expandido y mil tipos de plástico. Una vida insostenible, marcada, como nuestros productos, con fecha de caducidad.
El progreso es aséptico. Escrupuloso. Exacto y desapasionado. Yo prefiero vivir a granel. Comprar al corte. Que vuelvan las hueveras y el vermut de barril. Los mercados y los mercadillos. Conocer a quien regó los tomates. Rellenar sifones y devolver los cascos. Comprar lento, charlar y perder el tiempo.
No quiero una vida envasada al vacío. Aspiro a ser parte de un mundo imperfecto e inexacto. Amar a granel. No dosificar los besos. Derrochar abrazos. Reír a puñados. Hacer manojos de caricias y gastarlos sin recato. No dar las gracias ni pedir perdón con cuentagotas. No poner etiquetas. Gastar la amistad a raudales. Soñar sin rigor y sin medida.
Comerme la vida a bocados y atragantarme de ella.

sábado, octubre 12, 2013

Sigo extrañandote y no lo quiero hacer, porque sé que ya nunca volveras a ser mía

Llega un momento de que te das cuenta de que ya esta bien de empeñarte en que las cosas sean como las sueñas, te das cuenta de que has hecho demasiadas cosas que no te llevan a ningún sitio, que aunque no lo desees lo siguiente pasa por pasar página y alejarte.
No se trata de que vayas a olvidarle, ni siquiera a criticar si lo hiciste bien o mal, lo hiciste y ya nada puede volver, lo que no te pertenece, nunca lo será.
Hay un adiós en algún momento que pensaste que algún nuevo escenario daría continuidad a todo eso que sigues añorando y da criterio a tu vida, pero ya no hay tiempo de cambiar las cosas.
Sigues apretando y oliendo aquel pañuelo que dejo olvidado en aquella fiesta, pero ya nada volverá a ser igual, es triste pensar que la magia se apago.

miércoles, octubre 09, 2013

¿Qué vas a ser de tu día hoy? “Tu eres el motivo de casi todo lo que te sucede.” Niki Lauda.

¿Cómo va a ser tu día hoy?

Por Mario Benedetti
Esta mañana desperté emocionado
con todas las cosas que tengo que hacer
antes que el reloj sonara.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso
o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero
o puedo estar contento que mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo
lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo
o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos
o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar
o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy,
soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mi,
yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Que tengas un gran día… a menos que tengas otros planes.

domingo, octubre 06, 2013

Impresionante letra del pasodoble "Hace Tiempo" que cantaron "Los duendes Coloraos" en la semifinal de los Carnavales de Cádiz 2012.

Hace tiempo que quiero contarte algo que tu sabes,
que no es un secreto,
porque esta en la calle.
Quiero contarte que el amor de nuevo,
ha llamado a mi puerta,
por favor te pido que lo entiendas,
necesito que tu me comprendas.
Y si contigo conocí el amor mas puro y verdadero,
hoy al cabo de los años
otra boca me dice te amo y te quiero.

Lo cierto es que ahora hay otra mujer.
Me la encontré te juro que no la buscaba.
Hay otros ojos, hay otro cuerpo,
hay otra piel, hay otros besos,
otras caricias y otra cama.
Perdoname si ahora me pierdo en otros labios,
no he tenido fuerzas para controlarlo.
Y se lo digo a la que fue en su dia el amor de mi vida,
que siempre estuvo a mi lado,
la mujer a la que doy las gracias cada dia
por los hijos que me ha dado.
Ya se casaron ya tienen su vidas
se hicieron mayores,
quiero verlos una tarde,
necesito darle mis explicaciones.

Me siento mal por haber encontrado la felicidad.
Por eso he venido a hablarlo contigo
y solo espero que allá que donde estes me puedas perdonar,
tu sabes muy bien lo que llevo sufrio.
Seguiré viniendo como siempre a verte todos los domingos.
Te dejo estas flores, un beso y recuerda que nunca te olvido.

sábado, octubre 05, 2013

La maldita costumbre que nos hace acostumbrarnos a cosas que no nos interesan

Necesitamos Anteojos para Nuestra Vida
Hace tiempo me di cuenta que necesito lentes para ver bien a distancia, especialmente cuando hay poca luz. Toda mi vida había gozado de excelente vista, sin embargo hace unos meses me di cuenta que al conducir, especialmente por la noche, ya no distinguía claramente algunos de los señalamientos que estaban a la distancia. Incluso algunas de las luces y letreros luminosos tomaban forma de estrella. Lo primero que pensé es que estaba cansado porque había sido un día largo y duro; mas esta situación se repetía constantemente.
Lamentablemente, y por desidia, fui postergando mi visita al oculista y me acostumbré a que en condiciones de baja iluminación mi vista ya no era como la antes. Parece increíble pero pasaron meses en que me mantuve así. Un día, al ver mi esposa que tenía dificultad para ver bien a distancia, me prestó sus lentes. ¡Qué maravilla, todo se veía nítido, luminoso, perfecto! Parecía que sus anteojos eran mágicos. Esos cristales me mostraron otra dimensión, una más perfecta y bella, una mejor, y yo me la había estado perdiendo. Al ver todo con total claridad me pregunté desde cuando realmente había dejado de ver con esa perfección, ¿no sería que estos últimos días el problema visual se había vuelto tan obvio que hasta ahora me daba cuenta de algo que ya no era perfecto desde tiempo atrás? ¿Cuánto tiempo hacía que no veía de una forma tan precisa? No pude responder esta pregunta.
Lo mismo nos sucede con otras áreas de nuestra vida, incluso algunas de ellas más importantes que nuestra vista. He conocido personas que viven enfermas, padeciendo dolores que ya consideran normales; o parejas que creen que la relación tan distante, fría o agresiva que tienen es como son las relaciones. Se han acostumbrado a algo que podía ser mucho mejor. Al igual que yo se han adaptado a vivir viendo mal.
Un optometrista me explicaba que entre más tiempo pasa sin que atendamos las pequeñas deficiencias visuales, más rápido nuestros ojos pierden su capacidad de enfoque. En otras palabras nos acostumbramos a ver mal y no nos damos cuenta que experimentamos un deterioro crónico. Como no estamos ciegos y seguimos distinguiendo formas y viendo “mas o menos”, aprendemos a entre cerrar los ojos o acercar o alejarnos de los objetos para verlos mejor. Así, sacamos adelante el momento sin darnos cuenta que cada vez empeora un poco la situación.
Lo mismo nos sucede en muchas otras áreas de nuestra vida. Nos conformamos con un ingreso aunque no nos alcance; creemos que es normal que un ser querido nos maltrate con sus palabras, desprecio o incluso golpes; pensamos que los padecimientos físicos que tenemos son normales;comemos pésimamente bajo el pretexto de “qué tanto es tantito” y justificamos actitudes terribles de nuestros hijos pensando que así son todos los jóvenes. En otras palabras nos acostumbramos a tener un estilo y calidad de vida que nos perjudica, no nos satisface y al que ya nos acostumbramos y consideramos normal.
Este es un buen momento para reflexionar sobre nuestra miopía personal. Darnos cuenta de que no podemos ver bien es un primer paso, pero de nada sirve si no hacemos algo al respecto y damos pasos para solucionarlo. Generalmente el segundo paso (después de reconocer que tenemos un problema) es pedir ayuda. Requerimos apoyo externo, pues nuestra costumbre es tan fuerte que en ocasiones ni siquiera dimensionamos la magnitud de nuestros padecimientos. Para eso existen profesionales y especialistas con el conocimiento, experiencia y competencias necesarias para ayudarnos a corregir nuestros problemas.
Este fin de semana me entregarán mis lentes. Realmente estoy entusiasmado por tenerlos. Quiero traerlos para conducir con mayor seguridad, disfrutar mejor las películas o simplemente ver todo y a todos los que me rodean con claridad. No permitamos que la costumbre nos impida reaccionar a tiempo para corregir los defectos que ya hemos incorporado y aceptado en nuestraexistencia. Es posible tener una mejor forma de vida; hay tratamientos para atender nuestras molestias físicas y males emocionales; es posible tener una mejor relación de pareja, ganar más dinero o hacer más confortable el espacio en que vivimos. No nos acostumbremos a vivir a medias. Aún es tiempo de romper las prácticas y situaciones que están impidiendo que tengamos una mejor forma de vida. ¿Harás algo al respecto?

Emotivo discurso de un padre en la boda de su hija


martes, octubre 01, 2013

Una vez más el amor, pero esta vez con lotería incluida

El día de su primer aniversario, Paco regaló a su esposa Esperanza un décimo de lotería cuyo número coincidía, día, mes y año, con su fecha de bodas. A ella le pareció un detalle de lo más romántico, así que le propuso continuar comprando ese mismo número, semana tras semana, durante el resto de sus vidas. Paco aceptó la propuesta de Esperanza, pero con una condición: que se alternaran al comprarlo. Una semana se encargaría ella, y a la semana siguiente se encargaría él como muestra de su amor recíproco. “La semana que te olvides de comprar el décimo, entenderé que habrás dejado de quererme”, le dijo Paco a Esperanza en tono de broma. “Eso no pasará nunca”, respondió ella.Así pasaron 27 años, comprando todas las semanas el mismo décimo, una semana ella y a la siguiente semana él, sin que les tocara nada de importancia, apenas lo jugado raras veces, pero sin desistir jamás en su empeño. Tuvieron que pasar, como digo, 27 años, para que la suerte les jugara una doble y tragicómica jugada: Justo ayer, estando Paco en el trabajo, tomó un momento el periódico para buscar, como cada semana, la sección de loterías, y de súbito se le cayó el café. Ahí estaba: era el suyo. Además, esa semana el premio traía bote, lo suficiente como para retirarse y vivir holgadamente durante el resto de sus vidas. Soltó un alarido y de inmediato llamó a Esperanza:
-¡Amor! ¡NOS HA TOCADO! ¡POR FIN SALIÓ NUESTRO NÚMERO!
Ella, sin embargo, enmudeció.
-¿Espe?, ¡contesta, Espe!, ¿qué te pasa?
Tras unos segundos de angustia entrecortada, Esperanza reconoció que, por primera vez en 27 años, había olvidado comprar el décimo.
Lo asombroso de esta historia viene ahora. Lejos de montar en cólera, Paco se asustó:
-¿Olvidaste comprar el décimo? ¿Eso significa que ya no me quieres?
-Entendería que me dejaras.
-No has contestado a mi pregunta. ¿ME QUIERES, O NO?
-Te quiero más que nunca, Paco. Sólo fue un olvido. Espero que algún día sepas perdonarme -dijo ella entre sollozos.
Nota: Paco, usuario de mi taxi, me contó todo esto instantes después de que sucediera, en el trayecto comprendido entre el trabajo y su casa. Poco antes de llegar me pidió detener el taxi un momento en una floristería. Quería comprar un ramo de rosas para Esperanza.