El punto de inflexión
Acariciaba el móvil, meditando la acción que estaba a punto de
tomar y que estaba convencido que marcaría un antes y un
después en la dura batalla que había desatado la empresa a
través de sus mandos contra mí, esto sería una declaración de
guerra sin cuartel posible, a ellos que en su prepotencia están
acostumbrados a desatarla contra el personal que no acepta sus
humillaciones.
Me había citado la jefa de personal a las 11:00 horas en su
despacho en la madrileña localidad de Mirasierra, no tenía otra
opción que levantarme a las 5:00 para poder estar una hora
después en el aeropuerto y a continuación volar en el primer
vuelo de la mañana con destino a Madrid y que llegaba por los
pelos a la cita solicitada. Me estaba esperando con el abogado
de la empresa sentado a su derecha, ante mi mirada extrañado,
se levanto estirando su brazo en gesto totalmente afable,
mientras me recordaba el momento que lo conocí, ya que había
estado en Canarias para otorgarme los poderes en una UTE en
un ente público de las islas.
Al verla tan “pertrechada” le dije que me tenía que haber
avisado, ya que no había traído abogado. Ya estaba esperando
mi propuesta y me contesto que lo arreglaba enseguida y
llamaba al Delegado de “mi” sindicato a lo que le respondí que
no hacía falta ya que sabía que comían en su mano, que me
había prestado a su juego al presentarme como delegado en
Canarias , pero esto no me impedía no conocer su situación de
sindicato vertical y amarillo, financiado por la empresa y a su
claro servicio.
Al final le dije que no hacía falta, que lo que tenía que decirle se
lo decía de cualquier manera.
Saca mi escrito el que le anunciaba al Consejero Delegado los
chanchullos que se estaban llevando a cabo en las islas para
lograr objetivos de facturación, totalmente impúdicos y
amorales, lo coloca encima de la mesa mientras me pregunta
que quiero obtener con el mismo, “irme y sanear mí mente” de
tanta miseria humana. -¿Cuánto quieres por irte? - Su pregunta
inmediata y que le contesté: - Nada, cero euro, te firmo mi
conformidad por esa cifra, pero a continuación vamos al Juzgado
de Guardia y denuncias a todos estos cabrones y limpias de
funcionarios corruptos las islas-, le cambió el rostro, el abogado a
su lado no abría la boca, me tocó la mano en un gesto maternal,
ella que dicen sus compañeros de la Dirección de la empresa que
es fría, calculadora y cruel aún más que la famosa torturada del
campo de concentración de Treblinka, seguía en plan protector:
¿Tú sabes en el problema que pondrías a esa gente?, “no, a ellos
solos no, también a los jefes que ofrecían estas dádivas no dando
la cara pero si tenían que autorizar expresamente las
operaciones, ya que sin ella no se podía cursar pedido alguno a
cambio de firmas y para que dieran vuelta la cara antes las
tropelías que organizaban contra el bien público “.
Seguimos un rato sin resultado aparente y el tiempo hacia mella
en mi, les dije que me marchaba a mi casa, -no, no te vayas que
tendremos otra reunión, yo te aviso-.
Como suponía no tendría lugar ninguna reunión, lo que quería
era seguir extorsionando y molestandome ya que las 3 horas
me llama y me dice que puedo volver a Canarias ya que no habrá
reunión. Había logrado hacerme perder el vuelo y solamente
quedaba uno a las 23:30 de la noche con lo que en el mejor de
los casos me aseguraba la llegada a mi casa a las 2:00 de la
madrugada del próximo día, llamé a la agencia de Viajes y pedí
que me dieran habitación en Madrid y vuelo para el otro día a las
12:00 horas.
Me dirigí al Corte Inglés de Castellana ya que debía comprarme
una camisa ya que la que llevaba puesta no aguantaba otro
asalto, mejor dicho me refería que los que estuvieran a mi lado
no estarían muy a gusto con el olor que despediría. Me baje del
taxi y estaba justo en la entrada del establecimiento y me suena
el móvil, era su secretaria y me pasa con ella: Ya vi tus reservas y
ya las anulé ya que la empresa no te va a pagar noche de hotel –
“Por favor, no seas cruel una vez más, soy un hombre enfermo y
con casi 60 años al que hiciste levantar a horas muy tempranas,
la Iglesia que dicen es tu líder espiritual te acumulara el Domingo
esta mala acción” - te vas a la hora que sea -. “Es indudable que
esto te va a costar mucho dinero” -a mi no me va a costar nada y
no te atrevas a amenazarme- , “no, no te amenazo, te aseguro
que si le va a costar mucho dinero a tu empresa”.
Reconozco que despertó mi ira y que me demostró lo
acostumbrada que estaba a joder al personal dejándome claro
que debía actuar de inmediato, no debía soportar más el
atropello y demostrarle que iba en serio. No se me apartaba la
imagen de una viñeta del Time que presentaba a Bush encima de
un bidón de gasolina perforado con el nombre de “Irak” en un
costado, perdiendo su contenido y esparciéndolo por el suelo de
una habitación a oscuras, mientras trataba de encender una
cerilla tras otra para ver mejor lo que sucedía a su alrededor, a
ella le faltaba el sombrero tejano, pero la veía nítidamente con
su traje horrible.
Manoseaba la superficie pulida de acero inoxidable del móvil
8800, mirando embelesado en su menú en movimiento,
pensando las graves consecuencias de la acción que estaba a
punto de emprender y sabia que no tenía marcha atrás, pero ya
lo sabía cuando el Director de División me ofreció pagarme los
incentivos aún no llegando a ellos: “no, he perdido toda la
confianza en la empresa y Uds. en mí, no hay marcha atrás
posible”.
Llame a mi “nuevo” jefe, que acababa de incorporarse a la zona y
que daba la imagen perfecta de ser una buena persona, le conté
lo que acababa de suceder y le informe que pondría de testigo
en el Juzgado a varios clientes que le nombre y a uno de ellos lo
llamaría cuando cortara su llamada para anunciarle el follón que
se le avecinaba. Con todas sus buenas maneras me dijo: - Acaba
de colgarme la de RRHH y me lo dijo: yo prefiero que no toques a
ningún cliente, aceptó que te tienes que defender, no me pidas
que sea cómplice y que elija uno-.
Colgué y decididamente busque mi objetivo y llamé: “Buenas
noches, te llamo porque ambos tenemos un problemón entre
manos” - ¿de qué me hablas a esta horas? (eran las 20:00 horas)-
“Voy a denunciar a mi empresa y te voy a poner en la denuncia
que seas mi testigo” - ¿A mí? Es la llamada más extraña que he
recibido en mi vida- “Si, porque has permitido esto, hiciste la
vista gorda ante esto otro, se te dio un ordenador, sabes que se
contrato al hijo del Director del Proyecto para pagarle sus
favores. – No, no es así – “A mí no me tienes que convencer, es a
los que te han metido en esto a los que tienes que llamar ¿sabes
sus números o te los doy?” – No, los tengo -. Terminé la llamada,
convencido que había conseguido mi cometido.
La jefa de Personal me había puesto en la pista y me había dicho:
No nos gusta el ruido y tampoco que se involucre a los clientes,
yo quería que le quedara muy claro que el ruido seria aún más
ensordecedor que cuando se está al pie de la turbina de un avión
747 a punto de despegar y que los clientes estaban en el juego
gracias a las decisiones de sus mandos, estaba convencido que
alguien preferiría encontrase en una playa de Tahilandia cuando
se avecinaba el Tsunami, que en medio de esto que se acercaba
velozmente y no sabía darle nombre en esos momentos.
Ya me había anunciado el Director de División días atrás: No es la
primera posición de presión que soportamos y cuando ellas
suceden paralizamos todo, mi labor ahora es disminuir tu
Patrimonio Laboral ( pensaba en lo hijo de puta que era, se
estaba refiriendo a que a partir de ese momento atacaría los
intereses de mi familia ) –Esta conversación no la conoce la Jefa
de RRHH y si se la cuentas diré que no sé nada, a partir de ahora
soy tu único interlocutor, no te puedo dar la cantidad que pides
para que se te compense los daños económicos con los que te
lesionaron otros en la empresa, baja tus aspiraciones y
llegaremos a un acuerdo- “ Te comunico oficialmente que acabo
de destituirte como interlocutor, es como si te quiero vender
este folio y me dices que no tienes los 10 euros que vale, como
comercial debo buscar un cliente que tenga esa cantidad
dispuesta a dar por esta hoja de papel que ofrezco, ¡ Adiós ! “ y
me marche.
Al otro día, me dirigí a la delegación, al entrar me percaté
enseguida que algo raro pasaba, no había nadie a la vista, al
mirar más detenidamente vi que estaban todos dentro de la
“pecera” y vi como el delegado me miraba con ojos de odio,
estaban en videoconferencia con Sevilla, Madrid y la Dirección
Regional. A pesar de aconsejarme que siguiera en mi puesto ya
que les molestaba más (el director de División me había
anunciado en plan de chantaje con una sonrisa maligna, que
barajaba la posibilidad de enviarme unos meses a Sevilla donde
dirigía con “mano de hierro” el jefe que me amenazo con
pegarme en público, cosa que resulto del agrado de la Dirección
de la empresa).
Descolgué el teléfono y pedí hora para mi médico, días atrás me
había aconsejado la baja, ya que veía mi nerviosismo y que
alejarme del trabajo era lo que necesitaba. Acepte su
ofrecimiento y me firmo la baja. Con lo que la Mutua se hizo
cargo de mi, más adelante me cito la médico y le conté lo que me
pasaba a lo que me dijo: No lo llamaré más, ya que lo suyo es un
problema de su empresa y en cuanto solucione su negociación,
se acaba la depresión (su marido estaba pasando por la misma
situación en el banco y se sintió muy identificada conmigo)
La presión la ejercían de una manera sutil e inhumana, no en
vano son clásicos los cursos que hacen en este sentido en los que
personal del Mosad actúan de profesores.
Yo mientras tanto recibía apoyo de algunas personas, presiones
de otras que no sabían bien lo que estaba ocurriendo, pero que
ellos estaban seguros que la empresa me destrozarían, que les
daba lo mismo poner cien abogados pero que nunca me darían el
dinero.
Recurrí a las Asociaciones Anticorrupción, desde la Universidad
mientras tanto me aconsejaron que comprara un dominio y que
sacara una página web donde contara mi historia, cosa que
accedí y en la misma se puso los link de los casos de corrupción y
de los que hablaban de los negociados que tenía la empresa.
Circulan por ahí la leyenda que ejercen el poder sobre los medios
al contratar mucha publicidad, pero no pueden con la
democratización de internet.
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