Tú sabes desde la escuela que Pierre Curie murió en 1906, dejando a Marie viuda. Unos años más tarde, Marie Curie comenzó un romance con Paul Langevin, que era un ex estudiante de posgrado de su marido. Aunque en ese momento Paul estaba casado formalmente, tomó el riesgo. Entre los científicos comenzaron una relación romántica. Vale la pena señalar que aunque eso parecía un asunto insignificante, era causa de riñas constantes en la casa Langevin. Pero eso era sólo una gota en el océano, comparado con el escandalo que armó la opinión pública.
En el otoño de 1911 Curie, Langevin y 20 de las más respetadas autoridades en el mundo de los estudiosos de la ciencia fueron invitados personalmente a una conferencia científica a gran escala, que se celebró en Bruselas. Poco antes de esto, con la ayuda de la esposa de Paul, la correspondencia de amor personal entre Curie y Langevin cayó en manos de los medios de comunicación. La esposa de Langevin llamó a Curie "destructora de matrimonios".
Una vez que Curie regresó a Francia después de la conferencia , la recibió una frenética multitud. Estas personas enojadas rodearon su casa e intimidaron a sus hijas. La más joven de ellas en ese momento tenía sólo 7 años, la mayor 14 años. Curie incluso tuvo que irse de su casa con sus pequeñas hijas, hasta que el escándalo disminuyera.
Esta carta fue encontrada por el astrobiólogo David Grinspoon en los archivos personales de los científicos. Albert Einstein, quien se reunió la víspera de la conferencia científica en Bruselas con Marie Curie, sentía tanta repugnancia por las acciones violentas por parte de la opinión pública y los medios de comunicación que decidió escribirle una carta a su nueva amiga.
"Querida madame Curie,
Le pido que no se ría de mi por escribirle sin tener algo sensato que decirle. Pero me siento muy enojado por la forma en que el público estos días se ha preocupado en lo que usted concierne, por lo que absolutamente debo ventilar este sentimiento. Sin embargo, estoy convencido de su desprecio por esa gentuza, ya sea si le prodigan obsequioso respeto o sacian su lujuria sensacionalista.
Siento la necesidad de expresarle cuanto la admiro por su intelecto, su manera de ser y su honestidad, y me considero afortunado por haberla conocido en Bruselas. Cualquiera que no se cuente entre estos reptiles es ciertamente feliz, más ahora que contamos con personajes entre nosotros como usted y Langevin también, gente real con quien uno se siente privilegiado de tener contacto. Si la gentuza se mantiene ocupada con usted , mejor no lea esas cosas, mejor déjasela al reptil para el cual fue fabricada.
Con el más amigable recuerdo suyo, de Langevin y de Perrin, atentamente Albert Einstein".
Ya han pasado más de 100 años, pero algunas cosas nunca cambian... El consejo que le dio Albert Eistein a Curie sigue siendo muy actual. No vale la pena echarles perlas a los cerdos. Siempre hay que comportarse como una persona, pero al mismo tiempo tener autoestima. Nadie tiene derecho a entrar en tu vida personal o calificarla incluso. Comparte esta invaluable carta con tus amigos.
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