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domingo, octubre 30, 2016

Eso es lo que debes hacer con un error: reconocerlo, admitirlo, aprender de él y olvidarlo

Portofino

No sé explicar lo que me pasa con muchos lugares de Italia, me han cambiado la manera de ver la vida, no he sabido escapar de la belleza de Roma o de la incomparable Florencia, o inclusive la lujosa Capri. Pero hay un pueblo muy pequeño de pescadores en la Riviera Italiana que definió muy bien Guy de Maupassant: Portofino Creo que si no se visita esta parte, uno no puede decir que estuvo en Italia y si además tienes el placer de coincidir con un concierto de Andrea Bocelli, aunque más no sea observar u oír desde el monte, ya que los precios son prohibitivos para los mortales "normales", terminas enamorado de la vida.
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Momentos que no tienen precio

Llegar al fin
hasta la puerta
de tu casa,
entrar,
echar todas las cerraduras,
y, como quien saborea
 el sabor de la venganza,
decirlo:
...
 «ahí
os quedáis,
hijosdeputa».


     (Karmelo C. Iribarren)

El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer Walter bight

Excelente lección de vida


Mis normas de vida

Antes de comenzar a pasar consulta, mi amigo el Dr. T., uno de los médicos a los que más admiro, siempre formula al paciente la misma e inesperada pregunta: “¿Por qué desea curarse?”. O dicho de otra manera, es como decirle: “¿Qué espera hacer con su vida cuando se cure? ¿Está seguro de que merecerá la pena?”
Lo que el Dr. T. pretende es que el paciente se fije una meta. Por ejemplo: “Tengo que curarme porque debo llevar a cabo sin falta tal proyecto, que es de suma importancia para mí o para alguien a quien quiero”.
De esta manera, según el Dr. T., las probabilidades de superar la enfermedad aumentan considerablemente, en especial para aquellos que padecen enfermedades crónicas desde hace tiempo. Su curación cobra sentido. Su vida sufre una transformación y ya no sólo puede sanar el cuerpo, sino también su espíritu.
Una vez que el enfermo responde a esta pregunta, la curación puede llegar a acelerarse, y en casos excepcionales, hasta ser inmediata; convierte al enfermo en una persona completamente nueva.
Sin embargo, no hace falta esperar a estar gravemente enfermo para vivir esta transformación. Más bien al contrario.
Un modelo a tener en cuenta
Cuando yo tenía 21 años, mi primer jefe, al que llamaremos Sr. F., un hombre de éxito continuamente adulado por su entorno, me contó que para gozar de una vida plena debía comenzar a desarrollar una filosofía personal que guiara mis decisiones diarias. Ello me permitiría cumplir aquellos objetivos que yo mismo me hubiese fijado, sin tener que vivir a merced de los acontecimientos.
“Lo primero que debes hacer”, me dijo, “es crear un conjunto de reglas de vida que te ayuden a reducir el estrés y a no despilfarrar energía emocional, para que puedas ser más productivo y tengas mayor disponibilidad para tu familia y tus amigos”.
Y eso fue lo que hice. Y debo decir, ya pasado el tiempo, que esa decisión transformó mi existencia. Por ello hoy he decidido compartir aquí mis reglas. Es un ejercicio muy personal, y en el fondo muy íntimo, pero estoy convencido de que es el primer paso fundamental para “cambiar de vida”.
Mis normas de vida
Llevar una vida ordenada y ser disciplinado. La disciplina por lo general consiste en hacer justo lo contrario de lo que de verdad nos apetece hacer en ese momento. Los medios más sencillos para ser disciplinado son: 1) fijarse plazos; 2) descubrir qué se nos da bien, lo más importante para nosotros, y concentrarse en ello; y 3) sustituir las malas costumbres por buenas costumbres, una a una, empezando por aquella que nos resulte más fácil cambiar.
Aprovechar el tiempo. El tiempo es la riqueza más grande, y lo único que puede impedirnos llegar a cumplir algo. El tiempo perdido no se vuelve a recuperar, por lo que malgastar el tiempo es malgastar la vida. Por ello me esfuerzo en no involucrarme en actividades en las que el único objetivo sea “pasar el tiempo”. La elección más importante de nuestra vida es elegir en qué queremos invertir nuestro tiempo.
Pensarlo dos veces antes de prometer o comprometerme con algo, sea lo sea. Las promesas son contratos que deben cumplirse. Y eso incluye los acuerdos a los que llego conmigo mismo.
Una dosis de prudencia evita grandes lamentos. Siempre hay que esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor. Los arrepentimientos de verdad llegan solamente cuando no se ha hecho todo lo posible. Debemos hacer más de lo que se espera de nosotros. La vida es sencilla si nos hacemos frente a las dificultades y se complica cuando simplemente buscamos lo fácil.
Dormir lo suficiente. Siempre procuro acostarme y despertarme a la misma hora, durmiendo siempre lo suficiente, una regla que no me salto salvo por algún motivo personal o profesional importante. Sólo tomo alimentos naturales ricos en nutrientes, evito la cafeína después de la una de la tarde y no bebo alcohol al menos desde tres horas antes de irme a dormir.
Todas las mañanas me dedico a escribir durante al menos hora y media antes de ponerme a hacer cualquier otra cosa. Nunca miro mis e-mails antes de las nueve de la mañana.
Cada día, después de terminar mi trabajo, hago una lista de las tareas para el día siguiente.También escribo un diario en el que anoto los objetivos de mi vida y los progresos que voy haciendo.
Intento evitar cualquier enfrentamiento o conflicto, tanto en persona como por internet. Son una pérdida de tiempo y energía. Si no tengo razón o estoy equivocado, me disculpo y soluciono el problema lo antes posible. No obstante, los demás están en su derecho de no aprobar lo que hago o no estar de acuerdo conmigo aunque yo esté convencido de su fundamento, pero no voy a ponerme a discutir. Cuando me encuentro en una situación potencialmente conflictiva, respiro hondo, me paro, suelto aire y vuelvo a concentrarme en mi trabajo y en mis objetivos, sin dejarme arrastrar hacia otro terreno en el que tengo mucho que perder y nada que ganar.
Siempre intento tener en la cabeza las dos consignas siguientes:
Relativizar. Y con ello me refiero a que la vida está llena de pequeñas nimiedades que pueden bloquearnos por completo si decidimos darles importancia. La vida es demasiado corta como para centrarnos en algo distinto a nuestros objetivos principales. Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir consigo mismo y con los demás; no hay que perder el tiempo en problemas secundarios.
Nada es para siempre. Esta fórmula me ayuda tanto en los buenos momentos como en los malos. En los días difíciles de mucho trabajo y preocupación, sé que nada es para siempre. El pequeño sufrimiento por el que me toca pasar ahora pronto quedará en el olvido, cuando recoja los frutos de mi trabajo o cuando piense en todo lo que he conseguido. Y en los buenos momentos trato de recordar que no debo dejar de lado mis objetivos aunque las cosas vayan bien. Sean cuales sean las alegrías del momento, nunca debo abandonarme a la pereza, porque aún quedan muchas cosas por hacer y mejorar en el mundo.
Nunca seré quien no quiera ser. No seré ruin, ni tendré celos, ni envidias, ni cederé ante ningún otro sentimiento fácil. No haré caso a rumores ni criticaré a nadie, esté con quien esté y sea donde sea. No seré negativo, porque ser positivo es mucho más sencillo. Me rodearé de personas que me aporten experiencias, conocimientos y valores y que enriquezcan mi vida.
Escribiré con honestidad y sensibilidad. Hace mucho tiempo que dejó de preocuparme lo que los demás piensen de mí. La cantidad de personas a las que puedo ayudar compartiendo los resultados de mis estudios, ideas y consejos en mis e-letters es más importante que la opinión ajena. Los poemas de amor más hermosos están escritos por los poetas más apasionados. Nunca conseguiría ayudar a todas las personas que quisiera si me guardara para mí la información que de verdad vale. Y no pararé hasta ayudar a un millón de hombres y mujeres a retomar el control de su salud, su cuerpo y su espíritu para transformar su vida, vivir mejor el presente y prepararse mejor para el futuro.

Visto y resumido de http://bit.ly/2dSg0UH


jueves, octubre 20, 2016

Puedes temer quedar como un tonto cuando preguntas, pero la realidad es que pareces aún más tonto cuando fallas en algo simplemente por no haber preguntado

No vuelvas a los lugares donde alguna vez fuiste feliz

No hagas que tu felicidad dependa de algo que no controlas, ni depende de ti.

Soy maestra y a vosotros os jode


Ayer, alguien me dijo: "¿Todavía estás de vacaciones? ¡Tú nunca trabajas!". En tu imaginario, quizás tengo las mejillas rosas y los ojos bien abiertos, salto de alumno en alumno para explicarles con canciones las reglas más difíciles y luego me quedo dormida con un sueño profundo y dichoso, orgullosa del trabajo realizado y satisfecha con todas mis aficiones: cocina, guitarra, pintura y grabado en relieve. Te informo, querido alguien, de que mis diez últimas semanas trabajadas de 50 horas cada una, sola frente al ordenador, frente a los alumnos o a mis cuadernos, no me han dejado energía ni para poner la lavadora. Estoy hecha una mierda, tengo ojeras y estoy cerca de sufrir coma por agotamiento. Y, mientras tanto, mis alumnos siguen saltando por ahí sin descanso.

Ayer, alguien me dijo: "Qué suerte tienes, a las 4 ya has terminado tu jornada". En tu imaginario, puede que tenga un ejército de pequeños elfos que por la tarde van al colegio a imprimir los ejercicios y a corregir las copias, lo que me permite merendar galletas de chocolate mojadas en leche tranquilita en el sofá. Te informo, querido alguien, de que para mí, a las 4 comienza en realidad lo más duro de la jornada. Varias horas de trabajo fastidiosas, con los ojos entornados sobre las líneas azules de los cuadernos para no dejarme ni una sola falta de ortografía, lo que daría lugar a la reacción inmediata de un padre descontento por la ineptitud de la profesora. Y, mientras tanto, mis alumnos siguen pegando sus hojas del revés y escribiendo octubre sin r.

Ayer, alguien me dijo: "Bueno, sumar llevando tampoco es tan complicado". En tu imaginario, la tarea más ardua de mi trabajo quizás consiste en dividir con dos cifras. Claro, yo en quinto dejé el colegio, porque no necesitaba más para ser maestra de infantil. Pues que sepas, querido alguien, que la pedagogía es una ciencia compleja, y que cada actividad simplista propuesta a mis alumnos es, de hecho, el fruto de una reflexión intensa que hace que mi cerebro eche chispas. Hay que pensar en actividades progresivas, repartirlas en la semana, el período, el año, el ciclo... pero, bueno, te pierdo, me falta pedagogía. Y, mientras tanto, los alumnos siguen olvidándose del castigo.

Ayer, alguien me dijo: "Yo también cuido a mi sobrina pequeña los miércoles". En tu imaginario, puede que yo me dedique a la guardería. Hacemos pinturas libres con los dedos, jugamos al 1, 2, 3, pollito inglés y nos lavamos los dientes antes de la siesta. Que sepas, querido alguien, que yo no me dedico a cuidar a tu sobrina pequeña. Yo enseño, repito, educo, cuido, escucho, dialogo y aprendo. Hago de profesora, enfermera, psicóloga, policía, asistenta social, mediadora, pero no de niñera. Y, mientras tanto, mis alumnos siguen trabajando, equivocándose y aprendiendo.

Ayer, alguien me dijo: "Yo también debería haber sido profesor". En tu imaginario, ser maestro quizás signifique tener un montón de vacaciones, acabar el trabajo a las 4, enseñar nociones elementales y pasar el tiempo entre recreos, plástica y gimnasia. Te informo, querido alguien, de que las oposiciones están abiertas a todo el mundo y que aceptamos mejor a los nuevos compañeros que los comentarios exasperantes. Que sepas que firmarás para toda la vida con una sonrisa forzada. Pero como a nosotros nos gusta nuestro trabajo, estamos dispuestos a oír cualquier cosa....
"Ah, no, yo no soporto estar todo el día con niños". Bueno, pues resulta que nosotros sí lo soportamos, pero también nos hacen falta vacaciones. Ése es el trato.

Y como vosotros, queridos alguien, sois mi mejor fuente de inspiración, os incluyo una actualización:

Hoy algunas personas me han dicho: "Te estás quejando todo el tiempo". En vuestro imaginario, puede que lleve pancartas de manifestaciones por debajo de la manga. Pero sabed, queridos, que no soy una quejica (y que no soy culpable; no me queméis en la hoguera). Lo que pasa es que estoy enfadada. ARRRRRRGGGGGHHHHHHHHH. Pero, mientras tanto, sigo yendo a la escuela con una sonrisa; así de simplona soy.

Hoy algunas personas me han dicho: "Crees que tu profesión es la más difícil del mundo y que estás por encima de los demás". En vuestro imaginario, probablemente tenga mi diploma de Magisterio enmarcado en la entrada de casa y me reúna con mi secta profesoril los miércoles por la tarde para comentar el trabajo de los demás. Pero sabed, queridos, que yo no jerarquizo las profesiones y que admiro a mi médico, a la cajera del supermercado, a los camareros.... Y, mientras tanto, sigo manteniendo conversaciones enriquecedoras con mi amiga estilista.

Bueno, os dejo, que no tengo tiempo, estoy de vacaciones.

Vale, mea culpa. Podéis quemarme.

Haz una cosa que te dé miedo cada día.

domingo, octubre 16, 2016

"Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman"

"La estupidez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella sino los demás". Voltaire.

"La perseverancia no es una larga carrera; es muchas carreras cortas, una después de otra". Walter Elliott.

Mi primer viaje a París

He viajado a París 7 veces, la mayoría en avión, la foto estamos en Versalles y fue la primera vez que estuve en la ciudad de la Torre Eiffel, había ganado el tercer concurso de ventas en Olivetti, rodeado de los compañeros que lo ganaron, el más alto es Antonio Ortíz, hoy fallecido y que aún no sabia que su nieta iba a convertirse en la reina de España.
Sea dicho de paso, durante este viaje cene por primera vez en un restaurante japonés que estaba dentro del mismo hotel Meridien. Hoy todo el mundo sabe mi adicción a la comida japonesa

La diferencia entre “gustar”, “querer” y “amar” es la misma diferencia entre “por ahora”, “por un tiempo", siempre pensé que seria imposible el olvidarte, pero me esta costando mucho el intentarlo.

jueves, octubre 13, 2016

Emilio nunca sabrá con certeza todo lo que influyó en mi vida profesional

Por qué eres virgen con 45 años, por Emilio Duró
Emilio Duró nos cuenta con mucho humor la gestión del cambio que tenemos que hacer con el ejemplo de si eres virgen con 45 años y quieres encontrar pareja. Sacado de la famosa charla de La Coruña.

miércoles, octubre 12, 2016

Si realmente quieres hacer algo, encontrarás una forma. Si no, encontrarás una excusa

La mariposa no cuenta meses sino momentos y tiene el tiempo suficiente.

Mira cómo WhatsApp puede arruinarte la vida en un instante


¿El amor se merece?

Me encontré con mi primer novio.
-Un terremoto, -soltó el Maestro entre risas.
-La verdad que sí.
-¿Por qué?
-Revivieron temas que pensaba que estaban muertos y evidentemente, no era así. Habíamos sido novios a los veinte años y cuando me engañó me enojé mucho y lo dejé. Poco tiempo después conocí a mi actual marido, que si bien nunca me conmovió tanto como aquél novio, me transmitía seguridad y confianza. Y así fue que formamos esta hermosa familia que tengo hoy.
-¿Qué fue de la vida de tu ex?
-Intentó volver conmigo y como no acepté, siguió su camino y terminó casándose con otra mujer.
-¿Sigue con ella?
-Sí, pero no es feliz.
-¿Y vos lo sos?, -disparó el Maestro a quemarropa.
Ella se quedó en silencio, pensando.
"¿Qué era la felicidad? ¿Una suerte de plenitud, una buena relación de uno consigo mismo y con aquellas personas importantes para uno? ¿Un sentido de vocación o de trascendencia? ¿Un equilibrio aceptable entre cosas buenas y malas?"
-Creo que sí.
-¿Y qué pasó?
-Nos encontramos en la calle, y combinamos un té.
-¿Por qué tenías ganas de verlo?
-¿Está mal?
-No te defiendas que no te estoy juzgando; solo quería entender cuáles eran tus motivaciones.
-Ganas de saber cómo le había ido en su vida y contarle también la mía.
-Olerse…
-Algo así.
-Sabiendo que por la forma en que habían terminado, las ilusiones y las idealizaciones que uno tiene a esa edad, habría altas chances de que abrieran la caja de Pandora…, -dijo el Maestro.
Ella se quedó en silencio asintiendo, para después decir:
-Y eso fue lo que pasó. Es increíble ver cómo en ciertos contextos somos completamente incapaces de evitar el peligro. Nuestro instinto de supervivencia no funciona.
-Yo pienso exactamente al revés, -la cortó el Maestro.
Ella lo miró desconcertada.
"-Es nuestro instinto de supervivencia el que nos lleva a correr grandes riesgos, para sacarnos de un lugar de muerte. Para recordarnos que estamos vivos y devolvernos a la vida."
-¿Tener un romance prohibido nos devuelve a la vida?
-Frecuentemente sí. Aunque es una entre múltiples herramientas que utiliza la vida para sacudirnos. Puede ser una enfermedad, una pérdida, un despido, una quiebra, un fracaso. Nos sacan de nuestras falsas certezas y adormecimientos, que lo único que hacen es embalsamarnos en vida.
-Uff… Sea como sea, para evitar problemas, le conté a mi marido que me iba a encontrar con aquél ex novio.
-¿Cómo reaccionó?
-Como puede reaccionar alguien de nuestra edad; ya no se va a poner nervioso ni celoso. El tema es que después tuve ganas de volver a verlo…
-Y sin darse cuenta terminaron en la cama, -soltó el Maestro con calidez.
-Sí.
-¿Y cómo lo vivís?
-Al principio estaba feliz de la vida. Me revitalizó, sacudiendo toda mi existencia.
-¿Y después?
-Empecé a sentir culpa. Al comienzo no pasaba nada, pero cuando descubrí que quería seguir viéndolo me empecé a sentir mal por mi marido.
-¿Por qué querías seguir?
-Porque tenía una intimidad que no tengo con mi marido. No solo sexual, sino de encuentro.
-¿Y por qué querrías seguir con tu marido?
El silencio era muy denso.
-Porque lo amo. Armé mi vida con él, tenemos una familia hermosa, y soy feliz con ellos.
-¿Ellos? ¿Son un combo?
-No. Aún cuando mis hijos se vayan de casa, creo que sería feliz con mi marido.
-Aún cuando no tengas ni tan buen diálogo ni tan buen sexo con él…
-Sí, -contestó ella con una razonable confianza.
-¿Y entonces?
"-Llegó un punto en donde la culpa me estaba matando. No quería mentirle a mi marido, mucho menos dejarlo, pero tampoco quería dejar de ver a mi ex.
El Maestro la escuchaba con ternura. -Es una de las típicas contradicciones de la vida."

-¿Típicas? ¿Y qué se hace con ellas?
-Se las atraviesa. Hay situaciones que por lo general, no tienen más remedio que convivirse. Y esperar el momento en que se diluyan o que uno pueda integrarlas.
-Yo las integre hablando con mi marido.
-Qué valiente… ¿Y cómo te fue?
-Le conté toda la verdad. Que seguía viendo a mi ex y no quería dejar de verlo, pero que lo amaba a él y no deseaba separarme.
-¿Como reaccionó?
-Para mi sorpresa, me di cuenta que él sabía todo.
-Y lo toleraba con sabiduría…
-Sí. Valoró mi sinceridad y me apoyó. Me agradeció que no tirara todo por la borda y lo dejara. Me dijo que me amaba y que me acompañaba. Sus miradas, sus palabras y su abrazo me conmovieron hasta la última célula de mi ser. Me di cuenta que estaba casada con la persona correcta.
-¿Por qué?
-Porque pudimos desarrollar el amor verdadero. Ese diálogo fue una síntesis perfecta.
-Amor maduro.
"-¿A qué llamas amor maduro?, -quiso saber ella.
-Al amor que no le exige nada al otro. Al que no desea que el otro haga nada que no quiera hacer. Al que aspira a que la otra persona pueda vivir todo lo que desee vivir."

-¿Aguantar cualquier cosa?
-No; no se trata de aguantar. Es otra cosa; es respetar la libertad del otro hasta las últimas consecuencias. Claro que las elecciones de la otra persona pueden implicarnos. Entonces uno también tiene la libertad de ponerse a resguardo o seguir un camino distinto.
-¿Por ejemplo?
-Si tu marido fuera alcohólico, puede llegar un punto en donde él no pueda curarse y pese al amor que sientas por él, no quieras seguir compartiendo tu vida a su lado porque se vuelve violento, o simplemente porque no querés. Eso no quita que sientas amor y trates de ayudarlo en todo lo que puedas, desde el lugar que sea posible. Pero es su libertad, así como también vos tenés la tuya.
-O sea que para vos el alcoholismo es causal de divorcio pero la infidelidad no…
"-El tema es que haya verdad. Vos no elegís quedarte con tu marido porque tenés miedo a que no te alcance el dinero. Él no se queda con vos por temor a afrontar la vejez solo. Serán pensamientos que pasan por la cabeza de ambos, pero no son lo más importante. El tema es la honestidad de uno con uno mismo. Por lo que describís, ambos eligen seguir juntos porque valoran y aman a su compañero. Entonces; ¿separarse sólo porque el otro no es perfecto? Sería una estupidez ya que toda pareja que puedan tener en el futuro también será imperfecta."
Ella escuchaba conmovida. Alguien estaba poniendo palabras a lo que sentía.
-Cuando las cosas se pueden hablar, no cambia la realidad, pero todo cambia, -dijo el Maestro. ¿Alguna idea de cómo seguir?
-No lo sé. Por lo pronto seguiré como estamos ahora, e iré viendo cómo se va desarrollando la vida. Al menos no estoy presionada tan presionada. Haber hablado con mi marido y que él comprendiera lo que me pasa lo cambia todo.
-¿Por qué?
-Para empezar, porque no me siento sola. A su vez, el hecho de poder hablar y compartir con él algo tan difícil, incrementa nuestro diálogo, intimidad y confianza. Y debo reconocer que el hecho que me aceptara como soy, fue algo revolucionario.
-¿Sí?
-Fue la primera vez en mi vida en que no tuve que merecer el amor.
El Maestro sonrió. Ambos se quedaron en silencio honrando aquella frase tan fuerte. Ella, con lágrimas en los ojos. Él, asombrado por lo maravillosa que podía ser la vida.
-¿En qué pensás?, -quiso saber ella.
-En la maravilla que acabás de decir. El amor no es algo a merecer. Nunca. Lo que no quiere decir que no implique esfuerzos. Pero uno los hace desde otro lugar. Algunos creen que es algo sacrificado, casi tortuoso. Otros, por el contrario, no registran que al trabajar para merecerlo, lo que construyen y consienten es un intercambio, más propio del comercio. El amor verdadero es gracia; no es la consecuencia de que hagamos esto o dejemos de hacer aquello.
Ella permanecía en silencio mientras las lágrimas brotaban de sus ojos sin parar. ¿Quién en su vida no habría tenido que merecer el amor? Se sintió afortunada al percibir que en el otoño de su existencia, la vida le regalara tanto.
El Maestro le agradeció aquella conversación maravillosa y le sirvió un té que compartieron en silencio.

Artículo de Juan Tonelli: El amor no es algo a merecer.

¿Trataste de merecer el amor?

sábado, octubre 08, 2016

Mónaco


He ido a Mónaco 7 veces, nunca he pernoctado allí, ya que los hoteles tienen precios prohibitivos, pero me ha maravillado su lujo, sus boutiques de las mejores firmas comparable a las de Los Campos Eliseos o Capri, inundado de coches de alta gama y de caravanas de jeques árabe con su séquitos. Mónaco está gobernado por la dinastía de los Grimaldi desde el 8 de enero de 1297, fecha en la que Francisco Grimaldi dice: Malizia(François la Malice) se apoderó de la fortaleza disfrazado de monje franciscano. En el escudo de armas del Principado podemos encontrar trazas de este origen con los dos monjes sosteniendo una espada e inclusive frente al palacio se le ve vestido de monje asomando la espada que llevaba escondida y con la que mato a los monjes que creyeron que era un colega y al que dejaron entrar para terminar siendo asesinados por él.  

Me dijeron: No elijas a la persona más bonita del mundo, elige a quien haga de tu mundo el más bonito, tuve la suerte de que acumulabas ambas características.

No me arrepiento de nada de lo que he hecho, pero si me arrepiento de las cosas que no hice cuando tuve la oportunidad.

No te preocupes por los que te odian, preocúpate por los que te quieren

lunes, octubre 03, 2016

¿Soy celíaco/a?


En otro artículo de Vida y Salud ya te contamos cómo puedes armar una dieta libre de gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno. En esta oportunidad, te contamos de qué se trata la enfermedad celíaca, un problema que se ha cuadruplicado en los últimos 50 años y que obliga a quienes la padecen a seguir una dieta sin gluten.
La enfermedad celíaca es un trastorno digestivo común en las personas de ascendencia europea, que se produce con más frecuencia en las mujeres que en los hombres. También conocido como “esprúe celíaco”, “enteropatía sensible al gluten” o “esprúe no tropical”, sus causas todavía son un misterio aunque se considera que hay factores hereditarios que pueden causarla. Aquí puedes ver nuestro video sobre el tema.
En las personas que padecen la enfermedad celíaca, el gluten (una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno) daña el intestino delgado y dificulta la absorción de los alimentos.
Para explicarlo de manera simple, el intestino delgado tiene un revestimiento interno formado por unas vellosidades que normalmente absorben los nutrientes de los alimentos que comemos. Gráficamente, ese revestimiento del intestino cuando está sano es como una alfombra de felpa. En las personas celíacas, el gluten va dañando la felpa y la alfombra toma el aspecto de una baldosa. De ese modo, los alimentos no pueden ser procesados como corresponde, lo que genera los diferentes síntomas y las complicaciones provenientes de esta enfermedad.
Los síntomas de la celiaquía o enfermedad celíaca pueden ser diferentes de una persona a otra, algunos presentan estreñimiento y otros pueden tener diarrea, pero hay casos en que no tienen ningún problema con las deposiciones. Esta es una de las razones por la cual el diagnóstico no siempre se hace de inmediato. De hecho, algunos estudios sugieren que por cada persona que es diagnosticada con la enfermedad celíaca, existen alrededor de 30 que la tienen pero que no han sido diagnosticadas.
Entre los principales síntomas gastrointestinales (es decir del estómago y los intestinos) que puede causar la enfermedad celíaca, se encuentran:
Dolor abdominal, distensión, gases o indigestión
Estreñimiento o diarrea (que puede ser constante o intermitente)
Náuseas y vómitos
Disminución del apetito (también puede aumentar o no se altera)
Pérdida de peso inexplicable (aunque las personas celíacas también pueden tener sobrepeso o peso normal)
Intolerancia a la lactosa (que es la dificultad para digerir la leche y sus derivados). Esto suele ser común cuando se establece el diagnóstico y generalmente desaparece con el tratamiento
Heces flotantes, con sangre, fétidas (con muy mal olor) o “grasosas”
Además, como debido a la enfermedad celíaca los intestinos no absorben muchas vitaminas, minerales y otros nutrientes importantes de los alimentos, otros síntomas que pueden ir apareciendo con el tiempo. Estos síntomas pueden incluir:
Propensión a la formación de hematomas (acumulación de sangre debajo de la piel debido a ruptura de los vasos pequeños llamados capilares)
Depresión, ansiedad y/o cansancio
Retraso en el crecimiento en los niños
Pérdida del cabello
Picazón en la piel (dermatitis herpetiforme)
Ausencia de los períodos menstruales
Úlceras en la boca
Calambres musculares y dolor en las articulaciones (en las coyunturas)
Sangrado por la nariz
Convulsiones
Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies
Estatura baja sin que haya una explicación
Por su parte, los niños con enfermedad celíaca también pueden tener otras complicaciones asociadas, como:
Defectos en el esmalte dental y cambio en el color de los dientes
Retraso en el desarrollo (en la pubertad)
Irritabilidad
Crecimiento lento y estatura por debajo de lo normal para su edad
Si bien la celiaquía o enfermedad celíaca no se puede curar, si se sigue una dieta sin gluten de por vida, los síntomas desaparecen y las vellosidades en el revestimiento de los intestinos sanan.
Por eso, si tienes enfermedad celíaca, es importante que:
No consumas alimentos, bebidas ni medicamentos que contengan trigo, centeno, cebada y posiblemente avena.
Leas atentamente las etiquetas de los alimentos y medicamentos para verificar las fuentes ocultas de estos granos e ingredientes relacionados con ellos, o busques productos con la indicación “apto para celíacos”.
Busques la ayuda de un profesional especializado en celiaquía o enfermedad celíaca que te ayude con tu dieta.
Si bien puede resultar una tarea un poco complicada, por lo menos al principio, el seguir una dieta libre de gluten sana el daño que la enfermedad celíaca provoca en los intestinos y previene posibles complicaciones. Esta curación generalmente ocurre luego de 3 a 6 meses de tratamiento en los niños y puede tardar de 2 a 3 años en los adultos.
En muy pocas ocasiones, se presenta daño a largo plazo en el revestimiento de los intestinos antes de que se haga el diagnóstico, pero algunos problemas causados por la celiaquía pueden no mejorar, como la estatura menor a la esperada y el daño a los dientes.
Además, sin tratamiento, la enfermedad celíaca puede causar complicaciones potencialmente mortales. Al respecto, un estudio de la Clínica Mayo encontró que las personas que desconocían que padecían de enfermedad celíaca tenían una probabilidad cuatro veces mayor de fallecer que las personas sin enfermedad celíaca.
En detalle, demorar el diagnóstico o no seguir la dieta te pone en riesgo de sufrir de otras condiciones relacionadas, como:
Trastornos autoinmunes (en el sistema inmunológico o de defensas del organismo)
Enfermedades en los huesos (como osteoporosis, cifoescoliosis y fracturas – huesos rotos, por ejemplo)
Ciertos tipos de cáncer colorrectal o intestinal
Anemia
Nivel de azúcar en la sangre por debajo de lo normal (hipoglucemia o hipoglicemia)
Infertilidad o aborto espontáneo repetido
Enfermedad hepática (del hígado)
Ahora que conoces los síntomas de esta enfermedad, visita a un gastroenterólogo si consideras que el gluten puede estar afectándote. No es recomendable que empieces una dieta libre de gluten sin supervisión médica especialmente porque no sabes si la necesitas o no, pero aprovecha esta información para determinar si este es tu diagnóstico con ayuda de un especialista para encontrar la solución a tu problema.