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miércoles, julio 22, 2015

Te vi venir hacía mí

Te vi venir hacía mí, como tantas veces lo había soñado. ¿ Porque no te abrace? llevaba tanto tiempo preparándome para esos momentos y sin embargo me sentí ridículo, gordo, torpe y falto de ideas. No fui capaz de decirte lo mucho que te extrañe, mis largas horas apretando el pañuelo que regaba con tu perfume. Me parecía que solo me hubiera ausentado unos minutos. ¡ Estabas tan hermosa!..... ¿Por qué eres tan mala? ¿Por qué nadie podrá ser como tú?
Tu mirada, fue el principio de mi amor por ti, me sumergía en tus ojos, te los besaba, nadie me volvió a mirar así. Yo también he pensado que si estaba enamorado de ti o de lo que sentía por ti, ¿ Como se hace para no amarte ?. Se te olvido enseñarmelo. Tu, tan adulta, con esa sensibilidad desbordante, siempre más sutil, vivías por delante de mi, me sosprendias en cada momento, me enseñastes a amar, a ser hombre ( ¿lo soy? ), a escribir y a tantas cosas. ¿Cómo podría no adorarte? Llevo marcado tu sello a fuego dentro de mi. Todo lo aprendí a mirar con el color de tus ojos
Siempre tuve miedo de ir ... y que no lograra hablar contigo, de que no quisieras hablar, tenía miedo que se derrumbara todo lo que siento por ti. Le damos muy fácil sentido a la palabra amor, somos generosos al repartirla, pero es un sentimiento muy difícil de describir y de olvidar, el éxtasis de sentir el contacto de la piel de la persona amada, es un problema de química. Siento envidia de quienes te pueden mirar a los ojos, de quien pueda pasar una noche a tu lado y despertarse abrazado a ti. Tengo un tremendo agujero en mi pecho, ganas de gritar, de llorar. Como te amo.
Yo que podría escribir un tratado de la soledad, de esa soledad que tanto se habla pero que no tiene nada que ver con la de vivirla con la certeza de que nadie va abrir la puerta de tu casa, de las decisiones que tienes que tomar a solas, de equivocarse a solas, responsabilidad de pagar la luz o el agua, de cada detalle decidirlo en soledad.
De saber que esa persona que espera no vendrá ya nunca, como dice el cuervo de Poe.
Te aseguro que pague caro,... muy caro el daño que pude hacer, espero que en el infierno me lo descuenten.
En nuestra escala de valores consideramos lo "real" lo que sucede en el exterior, es real mientras lo podamos tocar, ver u oír. Una cosa es real mientras sea capaz de producir cambios en otra cosa o persona. Esto es lo que nos han enseñado, pero la realidad es otra.
Cuando veo moverse una flor, tanto la flor como el movimiento se construye dentro de mí.
La flor es para mí, mientras yo la perciba. El universo existe mientras yo lo pueda comprender; el decir que existe fuera de mi a pesar de que no lo entienda , solo sirve para un juego, el juego de la ilusión. Cuando entendamos que todo el universo esta dentro de nosotros, podremos hacer lo que deseamos con él, podemos volar o ser una estrella.
Ya no tendremos a V..., ni a M..., ya no podremos dormirnos abrazados, ya no envejeceremos juntos, nuestros sueños se nos han escurridos de entre los dedos, hasta el sol parece menos brillante. Ya nada fue igual desde que nos conocimos, ni cuando nos separamos.
Recuerdo los bailes que organizaste con el Instituto, sin olvidarme de los días de playa. Podía tocar el cielo con las manos en esos momentos.
Dice Silvina Bullrich: " La noche no es la hora para el amor para los amantes. La noche es para discutir y leer y luego dormir abrazados sin desenlace. La hora del amor es la siesta y el atardecer, y los largos Domingos por la tarde. Pero el amor no se hace como un acto complementario; no se comete como un crimen a hurtadillas cuando duerme la cocinera y el quintero, cuando hay que desvestirse a la fuerza para meterse en cama y lavarse los dientes y la cara y todo lo demás. La hora del amor la elegimos nosotros. Suena en nuestro calendario o en nuestro reloj y en nuestras venas al mismo tiempo. Sería idiota hacer el amor porque tú estás en pijama y yo en camisón. Sería impúdico, casi tan obsceno como un dibujo de Toulouse Lautrec.
Soy consciente de que no tenemos tiempo para nuestro amor, nos lo hemos quitado mutuamente, yo al querer sentirme más importante al darte unos celos estúpidos y tú al continuar mi farsa desbordamos la situación no me permitiste el arrepentimiento. Tú que sabías que algún día volvería y te iba a llamar, no supiste de mí dolor cuando te vi antes de venir..., te supliqué, lloré a rabiar, te pedí perdón mil veces. Pero se también que si existen otras vidas, te buscaré desesperadamente, estoy seguro que estamos condenados a volver a vernos ya que no podría soportar el volver a vivir sin ti.
Yo que nunca bebí, aprendí lo que siente un alcohólico al acercar sus labios a una copa de vino, he sentido la misma necesidad al ver tus labios. Nunca conocí a nadie que sonriera de esa manera (¿que estarás haciendo ahora?).
Aprendí que no hay una medida para el amor, que no importan distancias, que las esperas duelen quemando la carne, que el corazón se lastima tontamente por cualquier motivo, se lo que es el adiós sin ausencia, porque ese otro esta echo de carne en el alma nuestra.
La naturaleza nos da la memoria para poder disfrutar de las rosas en invierno. Los árboles siguen su mismo balanceo de siempre, parece que no supieran que no estas a mi lado. A veces me parece sentir tu presencia, como algo tangible, y me doy vuelta buscándote y no te logro encontrar. Pegado a mi piel tu recuerdo se empeña en regarse de ilusiones. Te amo.
A pesar de todo estoy contento de saber que eres feliz, que haz logrado tener una familia estable, que quieres y te quieren.

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