Hay una especie de misterio en cuanto a las relaciones de pareja se trata. Suele decirse que siempre habrá uno que ame más que el otro, que se esfuerce y entregue mucho más, sin esperar nada a cambio.Solía pensar que era imposible, pues no podía entender cómo era posible que alguien amara mucho más sin aburrirse o sin sentirse menospreciado. Hasta que me pasó.
Era como luchar sola, como tener una relación conmigo misma, pero teniendo a un extraño a mi lado. Casi ni lo conocía, pues nunca me daba a entender las cosas que le gustaban y tampoco adoraba pasar tiempo junto a mí como para conversar y hablar tal como una pareja lo hace. Era simplemente extraño.Solía llamarlo casi siempre para saber cómo estaba y qué tal andaba su día, pues él nunca era capaz de tomar el teléfono y llamarme para saber si al menos estaba viva. Lo peor de todo es que me decía que quería estar conmigo y que era feliz, pero yo no entendía nada. Que me dijera eso era como si me apuñalaran sin compasión. Me sentía perdida y, a veces, hasta un poco asqueada.
Muchos decían que es normal que una de las personas en una pareja ame más que la otra. Claro, quizá es normal, pero supongo que lo es cuando ambos entregan y aman, recíprocamente, sin que uno se sienta poco querido. Pues lo cierto es que, por mucho que uno ame más en la relación, nunca será satisfactoria, ni mucho menos plena. Te sientes inferior y no sabes cómo actuar, ni qué decir, porque no sabes cómo pueda reaccionar la otra persona. Y ahí te vas dando cuenta, tu llama se va apagando y vas viendo la realidad de mejor manera. Dejas de enamorarte y comienzas a evitar cualquier cosa romántica que pueda suceder entre ustedes. Si es que la hay.
Y te desenamoras, te cansas de luchar y decides continuar tu camino, pero sola, en lugar de mal acompañada. Pero sin rencor, pues ya no existe nada que te haga daño, ni que te haga arrepentirte de haberte marchado.
Porque es mejor así, porque hubieses preferido no ser tú quien amara más, y decides seguir hasta a encontrar a alguien que te ame por igual o que, incluso, te ame un poco más que tú misma, pues sabes que si es así, lucharás para que no sienta lo mismo que pasaste una vez.
Porque el amor es una cosa de dos.
Era como luchar sola, como tener una relación conmigo misma, pero teniendo a un extraño a mi lado. Casi ni lo conocía, pues nunca me daba a entender las cosas que le gustaban y tampoco adoraba pasar tiempo junto a mí como para conversar y hablar tal como una pareja lo hace. Era simplemente extraño.Solía llamarlo casi siempre para saber cómo estaba y qué tal andaba su día, pues él nunca era capaz de tomar el teléfono y llamarme para saber si al menos estaba viva. Lo peor de todo es que me decía que quería estar conmigo y que era feliz, pero yo no entendía nada. Que me dijera eso era como si me apuñalaran sin compasión. Me sentía perdida y, a veces, hasta un poco asqueada.
Muchos decían que es normal que una de las personas en una pareja ame más que la otra. Claro, quizá es normal, pero supongo que lo es cuando ambos entregan y aman, recíprocamente, sin que uno se sienta poco querido. Pues lo cierto es que, por mucho que uno ame más en la relación, nunca será satisfactoria, ni mucho menos plena. Te sientes inferior y no sabes cómo actuar, ni qué decir, porque no sabes cómo pueda reaccionar la otra persona. Y ahí te vas dando cuenta, tu llama se va apagando y vas viendo la realidad de mejor manera. Dejas de enamorarte y comienzas a evitar cualquier cosa romántica que pueda suceder entre ustedes. Si es que la hay.
Y te desenamoras, te cansas de luchar y decides continuar tu camino, pero sola, en lugar de mal acompañada. Pero sin rencor, pues ya no existe nada que te haga daño, ni que te haga arrepentirte de haberte marchado.
Porque es mejor así, porque hubieses preferido no ser tú quien amara más, y decides seguir hasta a encontrar a alguien que te ame por igual o que, incluso, te ame un poco más que tú misma, pues sabes que si es así, lucharás para que no sienta lo mismo que pasaste una vez.
Porque el amor es una cosa de dos.
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