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viernes, diciembre 18, 2015

Una madre es una madre


La hiciste llorar… Muchas veces.
Cuando se enteró que estaba embarazada lloró sin parar, durante el embarazo lloraba por los dolores, cuando el parto lloró al sentir el peor dolor de su vida y cuando por fin naciste, lloró también de emoción, ella lloraba por todo, por miedo, por alegría, por preocupación, ella sentía lo que tu sentías.
Le dolió.
Cuando le jalaste el pelo le dolió, cuando le enterraste tus uñitas filosas le dolió, cuando te daba pecho y le mordías el pezón le dolió, le partías las costillas con tus pataditas adentro de su estomago y también le dolía muchísimo, pero nada eso basto para seguir llena de amor y emoción por tenerte junto a ella.
La mayoría del tiempo, estaba asustada.
Todos sus momentos eran intentos de protección hacia ti, se convertía en un oso protector y ni siquiera permitía que alguien más te cargara, ella pensaba que en este mundo, nadie podía cargarte con la misma seguridad que ella, su corazón se sacudió cuando vio que ya podías ponerte en pie, se quedaba despierta en las noches para asegurarse que llegaras y se despertaba temprano para despertarte y alistarte todo para ir a la escuela, cuando te caías o algo doloroso te ocurría, ella sufría mucho más que tú.
Se quedaba viéndote dormir toda la noche.
No se cansaba de mirarte, ella creía que si se levantaba por un minuto, algo iba a suceder, algo que atentara con tu seguridad y si eso hubiese pasado, jamás se lo habría perdonado, a veces el sueño la vencía y se quedaba ahí, junto a tu cuerpo diminuto.
Ante todo y todos, tú estabas primero.
Ella se aguantaba TODO, podía estar sin comer, sin dormir, sin ducharse, lo único importante era que tu estuvieses perfecto, se pasaba el día entero asegurándose de que tu tuvieras todo lo necesario para estar tranquilo y alejado de cualquier peligro.
Y lo volvería a hacer.
Sin duda, ser madre es uno de los trabajos más duros que alguien puede tener, no es raro que se derriben límites para proteger a los hijos, se siente más amor de lo que el corazón es capaz de aguantar, a pesar de todo el dolor, tristeza, llantos, días y noches enteras, obligadas a ser mamá, ella sin pensarlo lo haría de nuevo, así de importante eres para ella.
La siguiente vez que la veas, encárgate de que sienta el más grande agradecimiento que sientes hacia ella, dile que la amas, ella nunca se va a cansar de escucharlo.

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