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martes, marzo 11, 2014

Solamente una taza de té

Te llame dispuesto a escuchar lo que menos esperaba, reconocí tu voz -Hola, soy Pablo, ¿Puedes hablar?-, -Sabia que algún día me llamarías- me dijiste y quede mudo, la saliva me llenaba la boca, respire hondo y sólo lograba un silbido en mis pulmones.
No hicimos un plan, no medimos los riesgos, no nos prometimos nada. No nos marcamos metas ni objetivos ni ambiciones. sólo tomar un té en el centro de la ciudad. Quizá, por ello, fue fácil vernos, ya la vida se había complicado para ambos en tantos años transcurridos, tú con dos niños y yo con dos hijas -Sólo puedo tomar un té antes de irme-, en ese momento me era suficiente, aunque después me pareciera ínfimo. Me gustaba la precariedad de la situación, la peligrosidad de que te vieran, a mi ya nadie me conocía - Si nos ven, nos lo deben les decimos-,- ¡Si, hombre!- me dijiste con cara de niña traviesa a punto de delinquir, era todo un reto, donde tú ofrecías la peor parte. No recuerdo siquiera si el té servido en una mesa de madera antigua en el mismo centro del bar, tenía limón ¿A quien le importaba eso?.  
La seguridad es sólo una fantasía. Si lo ves así, no es tan duro renunciar a ella. Volvimos a vivir sin tiempo para ello, minuto a minuto. No sé de que hablamos, no perdía detalle de tu rostro, sabedor del tiempo enorme que pase sin tener una sola foto tuya. Engañado a la adversidad pero no puedo sentirme orgulloso por ello. No tengo conciencia de haberlo hecho bien.No ha sido duro, no ha costado esfuerzo. Todo ha resultado extrañamente fácil y gratificante. Compartimos la mayoría de nuestra vida con otra persona. Mucha de nuestra felicidad, o de nuestra ruina, depende de la puntería al elegir con quien despertarte cada día. Yo me despierto contigo y ese es mi único  secreto. Es fácil compartir vida con un sueño que hace que todo, a tu alrededor parezca fácil. no tenía nada que ofrecerte, sólo un mar de recuerdos. Tú eres mi regalo. Sólo espero que la vida camine despacio para poder disfrutar de tu recuerdo en cada momento, continuo haciendo un hueco en mi almohada cómo si hubieras dormido a mi lado. Sigo siendo un inconsciente. Sigo creyendo que todo fluye. Que no hay misterio. Que es cuestión de suerte. Que la vida es así, sencilla. No estoy llorando, es una piedrecilla que me entro en la vista. Soy feliz.

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