
Normalmente se nos ocurre aprender a nadar cuando tenemos el agua al cuello, de la misma manera que nos ponemos a dieta cuando nuestro organismo cruje en un alarido intenso.
Las crisis son oportunidades y debemos abandonar el temor hacia ellas y aceptar que solamente sirven para ofrecernos las excusas necesarias para sentirnos cómodos en la inmovilidad y poder una vez más justificarnos como víctimas de las circunstancias.
Rectifico: la crisis no es una oportunidad, uno mismo lo es. Encontrar y generar oportunidades depende de nosotros y que no necesitamos de crisis alguna para despertar de modorras o sinapsis quebradas.
Te envió en estas fiestas un fuerte, afectuoso y cariñoso abrazo, a la vez un deseo de que vivas el presente más intensamente si cabe, no tendremos más oportunidades para vivir estas fiestas que son únicas e irrepetibles en nuestras vidas, por lo que se merecen que las vivamos con la máxima intensidad posible.
Jorge Boedo
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